LA IMPORTANCIA DE LA RESPIRACIÓN

LA RESPIRACIÓN


            Respiramos automáticamente, casi como si de un acto reflejo se tratara, y no somos del todo conscientes de los beneficios que, haciéndolo plenamente, podemos obtener.
            A través de la respiración, el ser humano se conecta con el medio en el que vive. El aire que inhala y después exhala actúa como un cordón umbilical que le une con el mundo exterior. En ese proceso de respiración se regula involuntariamente por las demandas del cerebro, que suelen darse de 10 a 15 veces por minuto. Nadie nos enseña a respirar, desde pequeños nos insisten en lo importante que es dormir bien, alimentarse bien y practicar ejercicio, pero nadie se toma la molestia de explicarnos cómo utilizar la herramienta más potente e importante que tenemos. Una respiración generosa es capaz de garantizar una buena salud física, mental y emocional.






1.      BAROMETRO EMOCIONAL

La respiración actúa como puente entre lo físico, lo emocional, lo mental y nuestro entorno. A través de ella obtenemos información sobre cómo nos relacionamos con cada uno de estos frentes.
El ritmo, la frecuencia, la duración, la calidad o profundidad de la respiración son grandes indicadores de cómo estamos a todos los niveles.
Una respiración entrecortada o superficial es síntoma de que estamos agitados, tensos, crispados o tenemos miedo. Si por el contrario, nos encontramos tranquilos y en paz, la respiración será mucho más serena y profunda.

            A través de distintas técnicas es posible controlarlas y dirigir la respiración, influyendo en nuestros estados mentales y emocionales, y en la capacidad de concentración y relajación.


2.      NUTRIRSE DE OXIGENO

Al respirar, el organismo intercambia gases con el exterior; se inhala oxigeno y se exhala dióxido de carbono. Creemos que para vivir necesitamos únicamente nutrirnos de alimentos, y nos equivocamos: el oxigeno es el principal nutriente que el ser humano necesita.
Es esencial para el buen funcionamiento de todos los órganos, glándulas, tejidos, sistema nervioso y cerebro.


Nuestra salud física y mental, la fuerza, la resistencia contra las enfermedades, el cansancio, la depresión y la tensión dependen del oxigeno con el que se llenan los pulmones.
Gracias a él todos los órganos se regeneran y los restos tóxicos se desechan; las células se fortalecen y limpian, y los músculos y tejidos se tonifican volviéndose elásticos y vigorosos.

            Diferentes estudios nos indican que una buena respiración retrasa el envejecimiento y favorece la longevidad, las células se purifican, la piel aumenta en brillo y atractivo y se quema fácilmente aquello que nos sobra.

Según la tradición del yoga, los animales que respiran más lentamente, como los elefantes o las tortugas, viven más tiempo que las especies que lo hacen rápidamente. Cuando se apacigua y alarga la respiración, disminuyen niveles de estrés y se vive más relajado, lo que permite disfrutar plenamente de cada minuto.





1.      UN POTENCIAL INFRAUTILIZADO

Al nacer, nuestra respiración es plena y profunda pero a lo largo de la vida; los factores externos, los malos hábitos adquiridos, el estrés y los propios miedos y angustias rebajan la calidad de la respiración.
Se pierde la capacidad de respirar de manera natural. El ritmo del día a día es acelerado; vivimos con prisa y deprisa y así respiramos.

            La mayor parte de la población utiliza apenas un tercio de su capacidad pulmonar, inhalando ½ litro de aire en lugar de los 3 ½ para los que tiene capacidad. Los pulmones poseen 3 cámaras separadas, pero la inferior y la superior raramente se usan ya que se suele respirar únicamente por el lóbulo medio, de forma contenida. Sin el suficiente nutriente, el organismo no puede funcionar correctamente.
Además de repercutir en la salud, la falta de oxigeno también perjudica la capacidad de concentración, la autoconciencia físico-mental y el estado de animo.

            Una respiración encorsetada provoca que los mecanismos que ayudan a limpiar la contaminación, bacterias, virus y otras impurezas del aire que se inhalan se paralizan. Cuando esto ocurre, se está más expuesto a enfermedades y al mal funcionamiento del sistema respiratorio, inmunitario, digestivo y nervioso.


            El corazón y el cerebro se ven muy perjudicados por esta coacción, ya que son los órganos que más cantidad de oxigeno necesitan para funcionar.
La inhalación favorece la relajación del corazón mientras que la exhalación, estimula el funcionamiento de las células de los nervios cerebrales.


Además, el cerebro necesita hasta 3 veces más de oxigeno que el resto del cuerpo, por lo que una insuficiente irrigación de la sangre puede provocar falta de memoria, fatiga cerebral y bajo rendimiento intelectual.
Cuando la respiración es deficiente también se resiente el sistema digestivo. Los alimentos no se asimilan ni digieren por completo sin la ayuda de oxígeno, que es el encargado de convertir las moléculas de los alimentos en energía.
Si este proceso no se lleva a cabo correctamente, las moléculas de los alimentos pueden convertirse en material tóxico, que con frecuencia permanece en el cuerpo en forma de desechos depositados y causan numerosas enfermedades.





1.      OXIGENAR CONTRA EL DOLOR

Inhibir o limitar la respiración repercute también en músculos y tejidos, muchas dolencias musculares y contracturas son consecuencia de una oxigenación insuficiente. Al respirar contenidamente, la espalda y las extremidades no reciben todo el oxigeno necesario y se agarrotan en lugar de estirarse, lo que fomenta las tensiones en la espalda, especialmente en las cervicales y en las lumbares.

            Si se hace una prueba y se trata de utilizar la respiración para aliviar zonas de dolor, probablemente desaparezcan .Durante unos minutos, dirigimos la inspiración a la zona contracturaza o contenida, y espiramos desde allí, permitiendo que se relaje al punto de tensión y que el dolor se diluya con las exhalaciones.
Si además se acompaña la respiración con un ligero estiramiento, la tensión o contractura desaparecerá más rápidamente



2.      RESPIRACIÓN Y ESTRÉS


Es posible educar la mente para que no reaccione a las alteraciones a través de la respiración. La manera de hacerlo pasa por tomar conciencia de ella, disminuir su velocidad – que no la capacidad – y dotarla de un ritmo constante.

            Una respiración consciente y profunda es capaz de disminuir las palpitaciones y arritmias, la ansiedad, la angustia y la agitación mental. Con el tiempo, muchos practicantes de yoga son capaces de aminorar el ritmo de las respiraciones y del latido del corazón evitando un esfuerzo innecesario.

            Cuando se está tenso o angustiado disminuye la calidad de la respiración, lo que provoca una escasa oxigenación e impide que nos expandamos interior y exteriormente. Eso genera más estrés y tensión. Para romper este círculo vicioso, hay que aprender a respirar de manera completa y ponerlo en práctica.







EJERCICIOS PRÁCTICOS


OBSERVAR LA RESPIRACIÓN

1.1.  CONOCERSE MEJOR

Dedica unos minutos del día a observar la respiración; permite por un lado, obtener información de cómo nos sentimos en ese momento, pero también potencia la concentración y la autoconciencia.
Al finalizar el ejercicio nos sentiremos más relajados mental, física y anímicamente.


            1.2 COMO EMPEZAR

Podemos tumbarnos, o sentarnos con las piernas cruzadas o en posición loto, si estamos habituados a hacerlo. Es importante asegurarse d que nuestra espalda está recta. Cerramos los ojos y empezamos a inhalar y exhalar; escuchando el sonido del aire y visualizando su recorrido a través de nuestro cuerpo.
            Lo imaginamos entrando por las fosas nasales, pasando por la garganta, los pulmones y llegando a la sangre. Cuando exhalamos, hacemos el recorrido inverso.



1.3. OBSERVAR SIN JUZGAR

Con la práctica no sólo visualizaremos sino que sentiremos el aire. Se puede llegar a notar cómo el aire que inspiremos es cálido cuando entra por la nariz, y cómo baja su temperatura cuando espiramos.
            Observamos también la textura de nuestra respiración; si es suave o áspera, rápida o lenta, regular o irregular pero no vamos a juzgarla o tratar de cambiarla simplemente lo observamos.



1.4.ACEPTAR Y TOMAR CONTROL

Si la atención se dispersa – que es muy probable -  trataremos de volver a focalizarla en la respiración. Que se disperse es normal y no hay que vivirlo como un fracaso, sino como parte natural del ejercicio.
            Seguimos observándola durante unos minutos y, cuando estemos totalmente cómodos y hayamos aceptado que nuestra respiración es la que es, dejaremos que se suavice, tranquilice y adquiera ritmo.



1.      UN PROCESO COMPLEJO


Respirar correctamente significa, utilizar bien las estructuras orgánicas que el cuerpo posee para respirar.
            El movimiento del diafragma, puntado por una correcta respiración, es determinante para el buen funcionamiento de los órganos internos.
Y las sensaciones de calma que aparecen al relajarse deben mucho al proceso de liberar el diafragma de las tensiones que soporta.

            Es más indicado iniciar la respiración por la nariz – no por la boca -, ya que esta limpia, calienta y humedece el aire inhalado, acondicionándolo para que pase  en buenas condiciones a las vías respiratorias bajas a través de la tráquea.

El aire que entra en los pulmones llega cargado de oxígeno, y los alvéolos realizan el intercambio gaseoso de la sangre: toman el oxigeno del aire y expulsan el dióxido de carbono y otros gases.
Mientras el corazón se encarga de garantizar el flujo; por un lado; facilita que el oxigeno llegue a las distintas partes del cuerpo, y por otro; recoge los residuos que sobran para devolverlos a los pulmones y poder expulsarlos del cuerpo.



2.      TRES RESPIRACIONES EN UNA


Generalmente realizamos respiraciones:

CLAVICULARES
TORÁCICAS
ABDOMINALES



2.1.  RESPIRACIÓN ALTA O CLÁVICULAR


Se suele activar inconscientemente cuando se esta nervioso o agitado. Suele provocar respiraciones cortas y poco oxigenadas. Los músculos del cuello tiran de las costillas superiores hacia arriba, y estas arrastran a las demás, sin apenas activar el abdomen ni el diafragma.

Es la forma menos recomendada de respirar, pues gasta mucha energía y obtiene poco rendimiento, aunque, bien utilizada, es decir, expandiendo el tórax y dirigiendo el aire lentamente hacia la zona alta del pecho, puede aliviar:

CONTRACTURAS
TRASTORNOS RESPIRATORIOS
MEJORAR LA ACCIÓN CARDIACA

          
            2.2 RESPIRACIÓN INTERCOSTAL O TORACICA

La más habitual y aunque más aconsejable que la anterior, también es deficiente.Las costillas y el diafragma se levantan ligeramente del pecho, lo que impide una buena oxigenación. Ejecutada a conciencia, amplia la capacidad pulmonar y contribuye a purificar el aparato respiratorio, pero no es la más indicada para regenerar el organismo.



              2.3 LA RESPIRACIÓN ABDOMINAL

Es la más recomendable de las tres.
El aire inspirado por la nariz, llega al fondo de los pulmones y el descenso del diafragma expande el abdomen. El diafragma que en reposo está arqueado hacia arriba, presiona sobre los organos proporcionando un ligero masaje. Es la respiración idónea para prevenir:

TRASTORNOS GASTROINTESTINALES
SEDAR EL SISTEMA NERVIOSO
DESBLOQUEAR TENSIONES
INDUCIR A LA RELAJACIÓN





































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